Hasta que Michael Phelps se puso a entrenarse sin aire, el rey de la propulsión subacuática era Ryan Lochte. El chico se dedicó durante años a subir las escaleras del estadio de fútbol americano de la Universidad de Florida. Hay que ser muy coordinado y fuerte para subir esas rampas empinadas y angostas una y otra vez.
Tras la dosis de peldaños, su entrenador, Gregg Troy, introducía a Lochte en el agua. Sin calentamiento previo, lo mandaba a hacer 20 series de 25 yardas de patadas bajo el agua.
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