Michael Phelps llegó a su primera final olímpica sometido a una gran presión. ¿Qué pasaría si no ganaba el primer oro después de todos los anuncios que se habían hecho? ¡Lo machacaban! Necesitaba una victoria y acudió a la piscina amenazado por varios frentes. Ryan Lochte lo había apretado sin parar en los trials después de superar una lesión de tobillo.
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